lunes, 28 de diciembre de 2009

Soy actor.





     Actor porque actúo, porque me muevo, porque respondo en cada escena de mi vida según se desarrolla la obra. No me debo a un único guión, como no me debo a un único teatro.
     Desde pequeño siempre quise ser actor. No busqué las grandes marquesinas, ni ser cara popular en esa ventana falsa que cada casa tiene al mundo. Sólo quería sentir la libertad que te da ser una persona y muchos personajes a la vez. Simplemente por el placer de sentirme libre.
     Libre para elegir, libre para sentir, reír, sufrir, llorar y amar. Amar lo que quisiera, sin que la sociedad me impusiese lo que debía ser amado. Amar a un árbol, amar a un perro, amar a una sonrisa. Y, a veces, con tanta pasión que ha dado lugar a malas interpretaciones o a repulsa por no ser políticamente correcto. Pero he seguido mi papel, el papel que me ha tocado en cada momento, sin cortapisas en la indumentaria ni en el movimiento.
     Las únicas limitaciones que he tenido son las que me ha dado el espacio. Un espacio, por otra parte, que sé que no es eterno. Cada día un nuevo escenario, cada día una nueva representación. Y la posibilidad de enmendar errores y corregir acciones que no llevaban a nada.
     Un camino no siempre alfombrado de alegrías, pero que me han enseñado, me han enriquecido en cada paso. Y muchos actores (unos más que otros) que me han acompañado y que han ido ocupando su puesto en mi representación de la vida. Quienes quisieron actuar siguieron, quienes se acomodaron en su papel aprendido continúan con su obra. Su única obra y, en algunos casos, su único escenario.
     Yo mientras tanto sigo creando obras, unas mejores que otras; creando mundos y descubriendo día a día la maravilla de extasiarte con un suspiro, con una mirada, con una sonrisa cómplice.

Por eso soy actor, porque actúo.




2 comentarios:

  1. Porque al cambiar de piel no existen ni males ni preocupaciones, los problemas se desvanecen a medida que el telon se abre y sientes que porfin vuelves a respirar...vuelves a sentirte vivo. Porque cuando terminan los aplausos solo quieres que el telon se abra de nuevo.

    Gracias Edu.

    Marta

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  2. Esa es una genial continuación de mi escrito.
    Qué genial eres, Marta.

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