domingo, 6 de octubre de 2013

Iba a escribir palabras



     Iba a escribir palabras y me salieron silencios.

     En un torrente gris de sabores anegados por el vacío. Parece no haber nada. Da la sensación de que el mundo se ha quedado fuera y las cuatro paredes oprimen vida y sueños.
     Frases inconclusas en el futuro anhelo de un punto y seguido. Puntos suspensivos... Comas que se despeñan hacia la nada. Y vuelta a recomponer.

     Tengo palabras en mi mente que se arremolinan sin encontrar compañera. La arrogancia de no estimar verbo a su medida. Egolatría, sin duda. Y ahí persisten, en continuo vaivén inarmónico.

     Arrastro la pluma por el papel esperando dibujar lo que mi voz ha callado cuando el ritmo del aire marcaba el compás. Entre latidos suaves y gritos estridentes. La tinta calla.

     Ha pasado otra noche y las estrellas no han tenido el poder de entrar por la ventana.
     El sol empieza a desperezar la calma y a dar brillo a las gotas del rocío.

     Un pájaro se posa en el quicio de la ventana y me observa distraído. Me da la palabra.

     Ya puedo seguir. 
     Seguir en silencio.



 

2 comentarios:

  1. Genial, Eduardo, enhorabuena. Me ha encantado. Un abrazo.

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  2. Gracias, Luz. Gracias, Alfredo.
    Lo que son las cosas, cuando no salen las palabras, también hay palabras que decir.
    Besos y abrazos. Repartidlos.

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