martes, 28 de diciembre de 2021

Cuánto duele la vida

 


     Mientras el coro de grillos aserra el ocaso para aplastar el silencio, camino entre la maleza de un olvido recordado. ¿O es un recuerdo olvidado?

     Pocas palabras quedan ya en el zurrón de vagabundo del asfalto. Una sonrisa fugaz y marchita se ha aposentado en mi cara, ocultando pudorosa un rostro de niño envejecido.

     Veo el mundo pasar, feliz de su infelicidad, encantado de su desencanto. Saetas de dientes afilados y ojos que se deshojan, se han clavado en las almas colgadas de los árboles.

     Sólo queda la noche, rodeada de estrellas fugaces, con las manos forradas de guantes de oro repujado, en brazos que se empeñan en convertir las caricias en zarpazos bienquistos.

     Y una canción parece observar lejana, entre las sábanas negras del cielo; allá, donde el sonido parece olvidar su velocidad y se enmaraña entre las hebras desenhebradas de las nubes.

     Es cuando sueñas verdades que no se hicieron realidad, cuando escuchas voces que nunca se dijeron, cuando lo que es jamás ha sido. Cuando duele la vida.




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