Hoy, dos tristes noticias me han hecho estremecer como profesional del doblaje.
Se nos han ido una veterana como Gaby Álvarez y una promesa como Andrés Moreno.
El ayer y el hoy unidos por la dureza de la muerte. Las luces de la escena y la oscuridad de la chácena. La sabiduría y las ganas. La experiencia y la ilusión.
Una larga vida dedicada a la interpretación y una corta vida arrancada de cuajo de los micrófonos.
A Andrés no lo conocía personalmente, pero leí muchas de sus opiniones en foros e incluso, creo recordar, intercambié algún mensaje. Oí sus muestras de voz y sus prácticas de doblaje y, como me suele ocurrir en estos casos, me ponía a fantasear en lo que podría ser esta persona en el futuro. No pudo ser. Pero la ilusión que desprendía en cada uno de sus comentarios nos alimentaba a los demás. Y eso ya es un logro. Vuela en paz, Yosi, que otros seguirán tu estela. Dios lo quiera.
A Gaby sí la conocí, e incluso tuve el honor de dirigirla en alguna película. Una DAMA con mayúsculas. Serena, amable, educada, dulce. Todo un ejemplo de actriz a la que admirar. Ella ha sido una de las actrices que ha conseguido que se me saltasen las lágrimas trabajando. Intento recordar en qué película fue, pero sólo me viene a la memoria una escena en la que su personaje estaba en una cama del hospital, en estado terminal, y sus palabras surgían tan verdaderas, tan de dentro, que sentí cómo se me encogía el corazón. Así era Gaby. Una actriz pausada, suave, pero que hacía su trabajo desde lo profundo de su pecho. Que no se nos olvide tu verdad, maestra.
Por eso, desde la rabia que da perder a dos personas que suponen el ayer y el mañana de mi profesión, sólo puedo decir DESCANSAD EN PAZ, COMPAÑEROS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario