En un río de azul olvido
navegan mis lágrimas acalladas.
Cruzo la nada en un aliento seco
de húmedas lenguas desalmadas.
Espero, sin aguardar,
cálidos abrazos del destino.
Y, entre los ecos del vacío,
revivo, en tortuosa cascada,
palabras y silencios,
gritos y murmullos.
Espero en la eternidad,
entre las nubes de la luna.
Caer, volar, flotar
en un tobogán de arenas blancas,
entre las miradas lejanas
de unos ojos cerrados.
Espero, inmóvil e irreal
entre los rayos del sol.
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