domingo, 6 de septiembre de 2015

Eres actor, pero... ¿en qué trabajas?


    Como mis últimas entradas del blog han tenido unos tintes poéticos, vamos a hacer un cambio de tercio (uy, ¿se puede decir todavía?)... bueno, digamos que voy a hablar de algo más terrenal (vaya, espero no ofender a los laicos)... em, eh... que voy a escribir algo más trivial, vamos.
     Pues estaba yo pensando, estos días en los que la soledad del adaptador de guiones sólo te acerca al mundo a través de una pantalla de ordenador, que qué curioso es este oficio de actor.

     Aunque algunos decidiéramos, tiempo ha, que sería nuestro trabajo, parece que no todo el mundo lo considera realmente una profesión. Todavía, después de 30 años ejerciendo profesionalmente, hay quien me pregunta "Y eso del artisteo, ¿sigues con ello?". Pues sí, mira, tengo la fortuna de seguir ganándome la vida con ello que, con lo escaso que está el empleo en nuestro país y más para los actores, no deja de ser una suerte.
     Y ya es difícil, porque si hay poco trabajo, encima a nosotros, como lo que hacemos no parece un trabajo, siempre hay quien te propone hacer esta locución, o aquella cuñita de radio, o un tallercito de teatro o esa otra gala para el cole de su sobrina. Sin cobrar un duro, eso sí. "Pero si tú te lo pasas bien haciéndolo". ¡Quién me mandaría a mí disfrutar con mi trabajo! Entonces es cuando tienes que explicar que el cocinero también se deleita con su trabajo y no le pides que te vaya a hacer un catering por la cara. Él guisará gratis para los suyos, pero no para cualquiera. 

     Porque es curiosa la imagen que mucha gente tiene de nosotros los actores. Para el resto del mundo somos personas que vivimos en el glamour. Rodeados de aplausos, viajamos en limusina y entramos y salimos de los cines por la alfombra roja. Aplausos he recibido algunos, ¿por qué negarlo?, pero no son todo el rato, también tengo que estudiar, prepararme y mantenerme en forma para responder como un profesional incluso los días en los que preferiría quedarme en la cama. Limusinas he montado sólo en dos, y alfombra roja, con fotógrafos y eso, sólo he pisado una vez. El resto del tiempo, como un currito más. Pero no me quejo, ¿eh?, que eso es lo que soy, un trabajador más. 

     De todos modos, es lógico que no nos tomen en serio porque no eres actor hasta que no te han visto en la tele. Así que para evitar la pregunta "¿y en qué has salido?" cuando se enteran de que eres actor, hasta hace unos años, en mi DNI figuraba: Profesión.- estudiante. Así evitaba que los funcionarios volviesen la cabeza cuando el de turno te preguntaba "¿profesión?". Pero ya no, ya no cuela, y cuando me preguntan digo "actor" (bajito y como de pasada, para evitar preguntas). 

     Y cuando, sin poder evitarlo, aparecen las preguntas de rigor y digo que soy actor de doblaje, ya sé lo que viene a continuación: "Grábame un politono para mi novia, que ¡no se lo va a creer!"

     Es lo que tiene ser actor, que te debes a tu público.
     Aunque te paguen poco.




2 comentarios:

  1. Un trabajo anonimo y el mas satisfactorio que existe. Gracias por hacernos reir y llorar

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  2. Esa es la mayor gratificación, cuando ves que la emoción ha llegado al público. Y así, misión cumplida.

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