sábado, 30 de abril de 2011

Sé valiente, "No tengas miedo"



     Cuando hace unos años, una jovencita encantadora dio un ejemplo de lealtad y coraje al negarse a trabajar en cierto proyecto si despedían a su director, la emoción hizo que mi alma se encogiese y creyese un poco más en el ser humano y en los amigos. El pasado jueves, al ver a esa misma joven brillar por derecho en la pantalla de un cine, el alma se me volvió a encoger y creo más en la autenticidad y la genialidad interpretativa. Esa joven de ojos azules que muestran un universo de vida es Michelle Jenner, y aquel humilde director soy yo.
     Llevo dos días pensando en esta entrada del blog y me debatía entre hacer un comentario sobre la película "No tengas miedo" como espectador o sobre las emociones que ha provocado en mí como persona. Intentaré ser equitativo en ambas sensaciones.
     Para mí la película es un pedazo de vida extraída tal cual, sin adornos ni fuegos artificiales. He leído en alguna crítica que la cámara camina a la altura del personaje para hacernos ver la vida como la ve Silvia, la protagonista, y reconozco que no fui consciente de este detalle técnico, pero sin duda debió de ser algo por lo que me tuvo pegado al asiento los 90 minutos de proyección. Pero lo que sí pude apreciar era el viaje por un torrente de momentos de conversaciones truncadas, de frases inacabadas (como la vida misma) que nos llevan al dolor y a la incomprensión. Las dudas y los miedos continuos de Silvia y de sus padres nos muestran una relación de medias palabras, donde la única salida es aceptar y mirar al miedo de frente.
     Michelle hace un trabajo interpretativo tan profundo, tan de dentro, que es difícil mirarlo sin que se te encoja el estómago. Sin artificios, sin momentos efectistas de lágrima fácil. Con la contención que hace que te sientas dentro de la narración más que pensar en el trabajo actoral de los protagonistas. Aquí tengo que recalcar la extraordinaria generosidad de Belén Rueda y Lluis Homar que ponen su profesionalidad al servicio de una historia, o más bien de un testimonio, sin buscar su lucimiento.
     Genial el duelo interpretativo de Belén y Michelle en la cafetería, con sus miradas perdidas, sus frases inconclusas, sus pausas llenas de significado. Esto no se calcula, esto se siente y se ama o no surgen momentos así. Y, por destacar otro momento, como actor me impactó la conversación con su amiga Maite donde le pregunta "¿mi padre ha abusado de tí?". La respuesta de Nuria Gago (Maite) no puede ser más visceral; todo un ejemplo de lo que es actuar de verdad, desde las tripas.
     Cada uno de los actores que interviene en esta película aporta un trabajo tan digno que podríamos desgranar cada descubrimiento como parte primordial de un conjunto perfecto.
     En cuanto a Michelle, te hace vivir cada emoción en una íntima relación que no parece estar en la pantalla, sino ser una persona de carne y hueso que tienes a tu lado. Y que te hace sentir la extraña sensación, cuando acaba la película, de que más que una película, has visto la vida. Arriesgada apuesta de Montxo Armendáriz y que agradezco mucho porque le da al cine otra dimensión.
     Por eso salí de la sala en una especie de aturdimiento en el que mi mente se planteaba un sinfín de cuestiones. Y que sólo se desvaneció cuando, entre las cabezas de todo el mundo, vi aparecer a Michelle y gritarme "¡Guti!". En aquel momento, volví a la realidad, y comprobé que mi adorada Michelle estaba allí y lo que había visto era una magistral interpretación y una imprescindible película.
     Luego vino el reencuentro con los papás; Miguel Ángel Jenner, que es para mí, más que un amigo, mi ángel, y Martina que lleva su amor al límite de permanecer una hora de pie a pesar de su reciente operación. 
     Ver triunfar a un amigo es tan gratificante como triunfar uno mismo, porque ver feliz a un amigo te alimenta el corazón como pocas cosas.
     Bonita noche que me da energías para seguir creyendo en mi profesión y que guardaré entre mis más bellos recuerdos. Y con una frase que resuena en mi cabeza: "No tengas miedo".

viernes, 11 de marzo de 2011

"Los últimos días de Alejandro"


    Nuestra mente es un mundo lleno de fantasmas y pensamientos más o menos tangibles. Y, en esta amalgama de ideas, debes seleccionar las simples locuras pasajeras de los auténticos conceptos factibles.
     Cuando, hace ahora un año, tenía la última conversación con mi añorado amigo Jorge Aguado, no tenía muy claro si el proyecto podría realizarse. Y mi querido compañero me animaba a embarcarme en esta aventura, diciéndome que él sería el primer espectador en el patio de butacas. Desgraciadamente, Jorge no estará allí físicamente, pero nos acompañará su espíritu y su recuerdo. En aquel momento yo acababa de terminar una relación artística algo tortuosa y mi sesera se debatía entre el "quiero" y el "debo". Por suerte hice caso al "quiero" y al apoyo de mis compañeros y me animé a iniciar el proyecto.

     Al cabo de unos meses, junto a mis admirados compañeros que han sido un ejemplo de ánimo e ilusión, nos encontramos preparando lo que estamos a punto de estrenar.
     No sé si la intuición de Julián Salas, uno de los autores de la obra, cuando me pasó el texto sin conocernos siquiera, ha sido la más acertada (nótese la chanza). Pero lo que está claro es que, al que suscribe y a su grupo de acólitos nos ha dado, y seguro que nos dará, muy gratificantes momentos.

     El proceso creativo de "Los últimos días de Alejandro" ha sido un placer plagado de grandes descubrimientos y luchas de superación como pocas cosas en la vida nos pueden dar. Admiro la lealtad de todos los que se han puesto a mis órdenes, aún sabiendo que en ocasiones puedo resultar difícil de entender. Todos y cada uno de ellos han puesto todo su saber al servicio de este proyecto. Desde Beteta, al que echamos de menos y sé que pronto volverá a incorporarse, hasta el último de los llegados.

     Me gustaría hacer una relación de cada uno de ellos, pero este escrito se alargaría hasta hacerse eterno. Así que me limitaré a darles las gracias, como lo haría de uno en uno, y desearles que disfruten su trabajo hasta llegar a tocar el cielo.
     Gracias por tener dudas, gracias por vuestras miradas perdidas en busca de esa inspiración que parecía no llegar, gracias por dar brillo al opaco mundo, gracias por vuestras risas que destruyen mi rigidez, gracias por vuestros miedos a no estar a la altura, gracias por estar celosos de que os preste atención, gracias por preguntar, gracias por ponérmelo difícil cuando no veíais claras mis decisiones, gracias por apreciar el trabajo de vuestros compañeros, gracias por apoyaros entre vosotros, gracias por conseguir estremecerme hasta el punto de tener que ocultar alguna lágrima furtiva.

     Quedan pocas horas para que nuestro trabajo se presente al público, y lo único que se me ocurre es deciros lo que os dije en el último ensayo "vaciaos de toda vuestra carga, jugad, haced vuestros los personajes y vivid la magia del escenario".

     Alejandro cabalga en pos de grandes conquistas.


sábado, 15 de enero de 2011

"Te prohibo que me obligues"



     Este es el argumento que están utilizando últimamente nuestros políticos y "salvadores de almas". Parece que algunos obligamos a otros con nuestras costumbres. Tan incongruente como el luchar contra una dictadura imponiendo otra. Y no se me asusten con la comparación, pero el fundamento es muy parecido: limitar libertades individuales y controlar al vulgo en pro de un, tramposamente llamado, bien común.

     Se nos prohíbe aparcar cada vez en más sitios sin antes pagar una cuota; cuando el impuesto de circulación es justamente eso, un impuesto que se abona por el espacio que el vehículo utiliza de la vía pública. ¿Sólo sirve para cuando está en marcha? (Y cada vez menos, con las carreteras de peaje).

     Se prohíben las corridas de toros en defensa del rumiante. ¿Alguien le ha preguntado al astado? ¿Alguien se ha planteado realmente las consecuencias ecológicas, sociales e incluso laborales de esta decisión? Por poner un ejemplo, las dehesas donde se crían los toros de lidia forman un rico ecosistema donde conviven vegetación, y animales que no sería posible sin el sustento económico que esta industria les aporta. Prueben a eliminar las águilas para defender a las gallinas que habitan pacíficamente en la granja; verán cómo el problema pasa a ser la proliferación de ratones.

     Se nos prohíbe fumar en defensa de los fumadores pasivos e incluso de nosotros mismos. Nosotros mismos ya somos mayorcitos y sabemos lo que hacemos. Y a los fumadores pasivos hay otra forma de defenderles que no pase por coartar las libertades de otros. Por otra parte, ¿sólo hay fumadores pasivos? ¿Y qué hay de los borrachos pasivos, o los "dueñosdeperros" pasivos o los enfermos pasivos, o los malos conductores pasivos? A mi me molesta que un tipo o una tipa apestando a alcohol me dé la brasa. Me tengo que aguantar cuando piso una de las innumerables cacas de cánido. Me juego el tipo cuando un enfermo me exhala sus virus a escasos centímetros en el metro, y expongo mi la vida en la carretera por culpa de algún conductor inconsciente no tiene en cuenta que otros también utilizamos la vía pública. Pero en este caso es preferible cobrar por un exceso de velocidad que reprender por un uso inadecuado de los carriles viales.

     Se nos eliminan letras que son nuestras, e incluso se están planteando suprimir la ñ porque no aparece en los teclados ingleses. ¿Dónde vamos a vivir, en Espana? ¿Nos vamos a felicitar el ano nuevo? (Esto tiene su lógica, por todo lo que nos dan por él). ¿Cómo diferenciaremos el sexo femenino de la figura geométrica? ¡Que no, cono, que no!

     Y ahora, amén de cientos de prohibiciones más que surgen cada día, se plantean prohibir el doblaje de películas. En defensa de no sé qué cultura que debe de ser más importante que la propia. Se achaca el desconocimiento de idiomas a la costumbre de ver películas dobladas, se acusa al doblaje de desvirtuar la obra original, se culpa al doblaje de la mala marcha del cine español (¿o será espanol?), se tilda al doblaje de invento franquista... Vayamos por partes y lo más brevemente posible:
-El desconocimiento de idiomas sólo es el resultado de un mal sistema educativo. Y no olvidemos que hay muchos más idiomas que el inglés. ¿Aprenderemos cantonés o kazajo?
-El cine es un arte que "desvirtúa" el sonido real, la iluminación real, la personalidad del intérprete, e incluso el guión original, para conseguir un producto digerible y atractivo para que el público pague su entrada y disfrute de él. ¿Es menos desvirtuación impostar unas letras bailarinas sobre una imagen perfectamente estudiada por el director?
-Si el cine español va mal, dejen de mirarse el ombligo y reconozcan las auténcias causas. ¿Si una tienda va mal, hay que cerrar todas las que están a su alrededor? Quizá es que no tenga unos productos que interesen a sus potenciales clientes.
-En cuanto a lo del invento franquista, sólo tiene un argumento: Es MENTIRA. Si el régimen lo utilizó como arma de censura es otro cantar, pero ese no es el propósito para el que se inventó el doblaje. La televisión, la radio y los libros también sufrieron la censura y nadie se plantea que fuesen inventos franquistas.

     Así que, ni yo quiero obligar a nada, ni quiero que me prohíban más.

jueves, 6 de enero de 2011

El pozo de la sabiduría


     Ya podríamos buscar por los parajes más lejanos y recónditos, que difícilmente encontraríamos unos exponentes más claros de ello que algunas personas que tenemos muy cerca de nosotros. "Viejos" les dicen. Yo los llamo "mayores", porque así es su saber: mayor.

     Esta sociedad de las prisas, la innovación y el cambio parece relegarlos a meros objetos de coleccionismo. Su antigüedad los incapacita para su uso y, a lo sumo, los exponen en vitrinas como retazos del pasado. Nuestros mayores no son personas de otro tiempo, son maestros del presente, y si supiésemos escuchar sus enseñanzas disfrutaríamos del valioso tesoro que nos ofrecen.

     Hace unos días, trabajando con uno de esos veteranos de mi profesión, se me abrían las carnes al oírle decir "perdóname, Eduardo, soy muy lento y te estoy retrasando".¡No, maestro, no! Tu haces tu trabajo como debes. Soy yo quien debe estar agradecido y me siento honrado de trabajar a tu lado.
     No es justo hacerles sentir incompetentes para un trabajo por el que han entregado la mayor parte de su vida. Ellos son los que tienen el conocimiento y es el método actual el que debe adaptarse a ellos para que sigan aportando su experiencia y su saber. Respeto, sí, y mucho, por estas personas que han hecho grande mi profesión. Y es inmoral postergarlos. Siempre que ellos lo deseen, puesto que el descanso se lo han merecido, debemos hacer que el nuevo sistema de trabajo los admita no como uno más, sino como lo que son: instituciones vivas. Los madrugones, las prisas, las exigencias, las incomodidades, y demás, que se queden para los demás. Pero ellos merecen un mínimo de consideración.

     Sigo abriéndoles las puertas, cediéndoles el asiento, doy las gracias cada día por poder contar con ellos y les tengo un respeto reverencial por todo lo que nos aportan, como personas válidas, como profesionales irrepetibles, como POZO DE SABIDURÍA.