Hay personas que tienen y personas que merecen. No siempre se cumplen los dos requisitos. Pero cuando ves a la gente avanzar con honestidad, sin pisar a nadie, piensas que en algún momento confluirán el merecer y el tener.
Por eso, quizá sea egoísmo, pero he descubierto que me produce una gran satisfacción ver a mis amigos triunfar. Egoísmo, sí, porque me gusta disfrutar a la vez que ellos del merecido reconocimiento. Es como conseguir un premio por cada uno de los amigos que lo consiguen. Y así son más que los propios que llegan... bueno, si es que llegan. Pero no me importa, porque tengo los de la gente que quiero.
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