En un rincón del mundo un corazón se despereza.
Se calienta de lo vivido y busca calor entre la bruma de la mañana.
Los rescoldos de la pasión mantienen vivo su fuego
y el viento de las sombras aviva su llama
hasta iluminar el camino del día.
Un minuto más, un instante más de soledad
para descubrir lo grande que es el mundo.
Y saluda en silencio,
mientras espera que una sonrisa
lo haga latir una vez más.
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