sábado, 9 de febrero de 2013

Fluir, moverse y nutrirse


     Amo mi oficio y adoro mi profesión de doblaje, pero me siento un poco triste al ver que, cada día más, se apoderan de ella unas enfermedades que la están destruyendo. Unos de los errores que más daño nos pueden hacer son el endiosamiento y el egocentrismo.
     Tendríamos que ser conscientes de que no somos más que nadie. Querernos, sí, pero querernos lo suficiente como para no tener miedo de la competencia. El temor a que nos desbanquen no es sino una muestra del poco valor que nos damos. Abrirnos a otras posibilidades y no cerrar nuestras puertas a todo lo que viene de fuera para, de este modo, preservar nuestro "trono". 

     El arte necesita fluir, moverse, nutrirse en cada meandro. Lo contrario es estancarse y pudrirse sin nutrientes que mantengan viva esta fuente. Al dedicarnos a esto no firmamos un contrato de por vida, tenemos contratos diarios, y debemos esforzarnos cada día por superarnos. No es buen método eliminar cualquier posible rival.

     Bernarda Alba cerraba sus muros y ofrecía una magnífica fachada mientras el cataclismo iba forjándose entre las paredes de su casa.

     Sé que me pueden acusar de demagogia o de buscar el aplauso por este comentario, pero nada más lejos de mi intención. Simplemente es que tengo memoria. Yo he tenido que luchar día a día, contra viento y marea (y más cosas) y todavía sigo luchando. Nadie nació enseñado y a todos nos dieron la oportunidad de aprender, unos siguieron y otros no. Ley natural. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario