domingo, 17 de febrero de 2013

Envidio o endeuvede


     Ayer me decía un amigo "la envidia es la medida de tu éxito". Vale, pero no me vale. No me vale hacer sentir envidia. Eso no me reporta nada, ni bienestar, ni tranquilidad, ni cualquier tipo de placer. Puede que para alguien el sentirse envidiado le produzca satisfacción. A mí no.
Porque además, sé que si estos envidiosos se pusiesen en mi piel comprenderían que no tiene sentido ese sentimiento. No tengo por qué ser envidiado. Todos tenemos cosas que nos hacen únicos y si desperdiciamos las energías en envidiar lo de otros, nos estaremos perdiendo grandes oportunidades.

     Desear sí, admirar también, pero no lo confundamos con esa envidia que es destructiva.
     Envidiar es desconocer, es quedarse con la superficie. Así como el desear ser envidiado es perderse millones de satisfacciones propias.

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