martes, 22 de octubre de 2013

Donde lloran los huesos



     Entre el frío y la escarcha, dibujé mi camino. 
     Busqué el calor y encontré la niebla. 
     Las hojas crearon una melodía de suspiros crujiendo tras las pisadas.

     He hecho papiroflexia con láminas de cielo, en una locura de vuelos solitarios. Me cobijé en la sombra de una estrella a ver pasar los cometas. Y en un recodo de la luna acaricié las ideas vertidas por debajo de las puertas.

     Callé mi nombre al pie de una cita. Serví la copa sin desvelar los ingredientes, destapando fingidamente la botella de etiqueta dorada. Y dejé saborear el licor huyendo hacia los pliegues de la tierra.

     He entregado abrazos con la suavidad de una caricia y la fuerza de un salto al vacío. Hacia una nada a veces llena de dudas, o a un todo lleno de oquedades. Como un impulso sin destino, sólo por el ímpetu de la intuición y el deseo irrepimible de un crujido del corazón.

     Y, con los labios cerrados, las manos vacías y la mirada perdida, caminé hacia el horizonte donde se pierden las palabras, se derraman los latidos y lloran los huesos.



  

martes, 15 de octubre de 2013

Olas espinosas



Un ramo de las mejores rosas
con tallos de llagas espinosas.

Color de olores suaves
sollozando entre dos mares.

El mar de la tormenta fría
con olas de melancolía.

Navegar, bogar, fluir
en espumas saladas,
en fulgor de cielo bronceado.

Hinchan las blancas velas
los suspiros de eolo
hacia el huidizo abrazo
entre agua y firmamento.

Añorando la tierra,
deseando tiernos brotes
de dedos inmóviles
y espaldas en la arena.

Y siempre un más allá, 
un amargo vacío
de olas resonantes
en los ojos del sueño.
 

Eduardo Gutiérrez                          



domingo, 6 de octubre de 2013

Iba a escribir palabras



     Iba a escribir palabras y me salieron silencios.

     En un torrente gris de sabores anegados por el vacío. Parece no haber nada. Da la sensación de que el mundo se ha quedado fuera y las cuatro paredes oprimen vida y sueños.
     Frases inconclusas en el futuro anhelo de un punto y seguido. Puntos suspensivos... Comas que se despeñan hacia la nada. Y vuelta a recomponer.

     Tengo palabras en mi mente que se arremolinan sin encontrar compañera. La arrogancia de no estimar verbo a su medida. Egolatría, sin duda. Y ahí persisten, en continuo vaivén inarmónico.

     Arrastro la pluma por el papel esperando dibujar lo que mi voz ha callado cuando el ritmo del aire marcaba el compás. Entre latidos suaves y gritos estridentes. La tinta calla.

     Ha pasado otra noche y las estrellas no han tenido el poder de entrar por la ventana.
     El sol empieza a desperezar la calma y a dar brillo a las gotas del rocío.

     Un pájaro se posa en el quicio de la ventana y me observa distraído. Me da la palabra.

     Ya puedo seguir. 
     Seguir en silencio.