lunes, 29 de abril de 2013
Bajo la tormenta
Enredado entre los hilos del vacío,
acaricio las palmas del deseo.
Araño un trozo de luz que no veo
y me hago con ella claros de estío.
Donde el oscuro aliento del frío
socaba los pasos de duras dudas,
incrusto pisadas firmes y puras
y esquivo la roca del desvarío.
Del viento y la sonora tormenta
cobijo mi alma en trizas ajada
y palpo la vida que me alimenta.
Canto con notas desvencijadas
un profundo eco de marcha lenta
y leves coros cubren la alborada.
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