domingo, 7 de abril de 2013
Poderoso baladí
Entre un si y un no pusiste una verja con espinas.
Huiste del suave susurro de la verdad
y jugase con la algarabía del brillo deslumbrador.
Quiero, sí.
Renuncia, no.
Bailaste al son de resonantes ritmos
despreciando la cadencia de la sencilla cítara
y, al compás de largas capas y oropeles,
olvidaste la ceñidura del raído jubón.
Luces, sí.
Sombras, no.
Entre visiones de estanpas al asombro burgués
chocaron tus copas el vino más ventajoso
y de mayor regocijo, despreocupado y efímero,
salpicando de dudosas fragancias
reputación y chanzas displicentes
a menesterosos y golirardos de futuro incierto.
Momento, sí.
Incertidumbre, no.
Y, entre síes y noes, cruel batalla libraron
y los noes fueron síes que escuchaban en silencio.
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Y tantas veces los síes son noes encubiertos...
ResponderEliminarLa luz de la consecuencia ilumina los noes.
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