Te regalé un suspiro,
me devolviste un quejido.
Entre secas hojas de líneas rasgadas
paseaba mi pluma hacia un final incierto
de crudas palabras que se descolgaban de los renglones.
Y, entre roncas letras, se quebró el aire.
Hacia una nada de mudos lamentos
caminó mi razón de sinrazón embriagada.
Posé mi mirada en el opaco horizonte
que atravesaba muros y distancias.
Cayó mi trazo a través de una página
cubierta de vacío y renglones por llenar.
La sombra y la luz se fundieron
en un abrazo y calentaron su deseo.
Todo por escribir, mucho por vivir,
escalofríos por dibujar, y un lienzo por latir.
¿Es susceptible de ser usado en la bobina de un antiguo alumno?
ResponderEliminarUn abrazo,Profe,echo de menos tus consejos.
Javi Moreno.
Puedes usarlo, rellenarlo, completarlo... lo que quieras. Está ahí como parte de todos nosotros y para todos lo dejo. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy hermoso, Eduardo.
ResponderEliminarEs precioso...
ResponderEliminarVir