viernes, 28 de junio de 2013

El alma acallada


     Hoy no puedo ser gracioso. Hoy la tragedia se ha adueñado del escenario de mi mente. Tragedia de gritos ahogados y luces apagadas. Leo y no quiero leer, escucho y no quiero dar crédito a las palabras, miro y no veo nada. Siento... ¿qué siento? Ya no sé ni qué siento, porque nos están estrangulando el derecho a sentir. Siento el vacío, el silencio de soflamas mímicas.

     Hace unos días cerró el Teatro Arenal, ahora cierran el Arlequín y el Garaje Lumiere. La pasividad de todos, ¡sí, voy a decir de todos y sálvese quien pueda!, está haciendo que personas que se arriesgan, que apuestan por la cultura, auténticos héroes en este erial cultural, tengan que ¿claudicar? ante la imposibilidad manifiesta. Hace unos días me pasó a mí con un espectáculo donde había invertido tiempo y esfuerzo sin límite. Pero el dinero sí que tiene límite, y si el público no juega se acaba la partida. Pero esto es otro cantar.

      A lo que iba. Si un pueblo no considera el teatro y la cultura como algo más, si sólo lo ve como entretenimiento para pasar el rato, mal vamos. Se nos tapa la boca para decir lo que pensamos, para gritar lo que denunciamos, para llorar lo que nos duele. Se nos calla el teatro. Nos apagan las luces de la razón, los brillos de nuevas ideas, el claroscuro del debate. Nos apagan los focos del teatro. 

     Y, entre tanto silencio y oscuridad, caminamos agasajados de entretenimientos vanos, sin pensar que vamos aniquilando nuestro espíritu, nuestra expresión, nuestra creatividad, nuestra voz.

     Un pueblo que no defiende su teatro ha perdido su empuje para luchar por ser escuchado. Y llega la pobreza de espíritu. De ahí pasamos a la pobreza crematística, que tanto parece doler. Pero lo uno lleva a lo otro. ¿Qué vas a defender si no haces nada por salvar tus pensamientos?

     Un impuesto de lujo para un artículo necesario estrangula la cultura. Vergonzoso. Pero hay que hacer algo. No sigamos impasibles. 

     ¡Vayamos al teatro!



  

miércoles, 26 de junio de 2013

La fobia del tachón



     Todos tenemos fobias.

    Yo tengo una que se remonta a mi más tierna edad, cuando estudiaba Cuarto de EGB. Sí, antes estudiábamos Educación General Básica, no ESO que estudian ahora. 

     Ocurrió que, como ampliación a mi aprendizaje de literatura, me dediqué durante todo el curso escolar a recopilar información sobre gramática, autores y corrientes literarias. 
     Hay que tener en cuenta que en aquella época no existían los ordenadores ni las impresoras de ahora. Para los que habéis usado máquinas de escribir (no eléctricas) sabéis que debías escribir con mucho tiento para no cometer un error que arruinaría toda la página. También había la posibilidad del Tipp-ex, pero esto ya era una chapuza. La página debía salir impoluta, o al menos, esa era mi idea.

     Pues, como decía, dediqué más de siete meses a escribir mi resumen y a ilustrarlo con fotocopias y dibujos sobre los autores y sus obras. Todo ello recogido en un libro de más de doscientas páginas de tamaño folio (sí, antes del DIN A4 se usaba el folio) a una cara que mandé encuadernar para darle un aspecto más esmerado.

     Feliz iba yo con mi obra terminada, cuando el profesor, en lugar de alentarme por el extraordinario esfuerzo, se dedicó a marcar con rotulador rojo, ¡rotulador rojo!, algunos errores que observó en mi trabajo. Así quedó mi pulcra presentación inservible y enguarrada. No se limitó a decírmelo verbalmente, sino que echó por tierra todo mi cuidado, sin ninguna consideración.

     De ahí me viene esta aprensión que tengo a los tachones que algunos se empeñan en hacer en lo que otros han invertido su esfuerzo y buena intención. Sé que es una sensación exagerada, pero los traumas tienen este efecto.

     Resulta muy fácil tomar el rotulador y tachar textos. Lo difícil es escribirlos. 

     Debo reconocer que aquel profesor resultó ser un gran político, por algo llegó a ser alcalde de una ciudad floreciente. Pero en mí dejó sus marcas de rotulador rojo y algunas lagunas en la asignatura de Ciencias Sociales e Historia.




 

jueves, 20 de junio de 2013

¿Hay algo detrás de la máscara?


     Llegaron y nos pusieron los uniformes, nos hicieron vitorear sus espectáculos, marcar el paso en la misma dirección, despreciar a los que se salían de la norma, establecer patrones y aversiones. 
     Vivimos felices en un mundo sin complicaciones. Donde Ellos nos guiaban y nos cuidaban. Donde Ellos nos entregaban celebraciones de júbilo y ritmos acompasados. 

     Nos colocaron cómodas máscaras en las que no era necesario dibujar el gesto porque el gesto que venía de fábrica era el gesto ideal. Y no había que esforzarse. 
     Teníamos sastres que nos hacían los trajes a la medida, bajo el patrón de un corte perfecto.  Y no debíamos preocuparnos por el estilo, el estilo venía establecido y era bienquisto de todos. Salirse de la moda era lo innoble.
     Nos encontraron motivos para entretener nuestra ira, en la construcción de banderas de solidaridad para eliminar las malas prácticas. Y ahí íbamos satisfaciendo nuestras necesidades de lucha.

     De pronto, nuestros antifaces nos ahogaban y los trajes se nos hicieron viejos e incómodos. Pero no teníamos capacidad para construirnos nuestro propio vestuario porque no sabíamos manejarnos sin una institución que nos sirviera vestidos, máscaras y pautas.

     Y nos íbamos asfixiando en aquellos disfraces por la incapacidad para dibujar nuestro propio rostro y por temor a la desnudez del que se sale del patrón. Esperando siempre a que fuese otro quien se arrancase antes la máscara.




domingo, 16 de junio de 2013

La carrera más dura


     En el dolor de una pedalada extenuante nunca has dejado de buscar tu meta a lomos de tu caballo de dos ruedas. Sin cejar en el empeño, sin dejar que el sudor empañase tu mirada, a cada giro de pedal, a cada roce de asfalto. Día a día y esfuerzo a esfuerzo, has luchado por el premio del podio. La lucha de quien no teme al sol ni a la lluvia en cada curva del recorrido, en cada etapa de la carrera.

     Pero un golpe cruel te ha bajado momentáneamente de tu bicicleta para cubrir un trayecto amargo en la competición de la vida. El ciclismo te ha hecho fuerte, tenaz y luchador. Y esa fortaleza de tus piernas ahora se rebela contra el brutal virus que pretende derribarte. 

     Esta es tu gran carrera, la carrera de tu triunfo, la carrera con la que demostrarás que un hombre está por encima de las dificultades. Y se pelea, cada día, con valor, con rabia, con toda la fuerza de alguien que ha moldeado su cuerpo con ese brío.

     Todos estamos a los lados de la carretera, dándote ánimos, empujando con nuestros deseos. Pero eres tú quien está pedaleando y apretando los dientes mientras escalas esta montaña. Etapa dura, pero que te llevará a la victoria. Esa victoria en la que levantarás el mayor trofeo que se puede lograr: el del hombre que ha ganado la batalla al cáncer.



      Dedicado a mi primo Rubén Cuesta que nos sirve de ejemplo a todos y nos demuestra qué es lo verdaderamente importante en esta vida.



sábado, 15 de junio de 2013

Barco de silencio



     Voy a construir un barco de silencio para navegar por las palabras turbulentas y los vientos del hastío. Arriaré sus velas para que no las destrocen los rayos de la envidia. Y bogaremos suavemente entre olas de mal sabor y las sacudidas de una tormenta de caras vueltas.

     Observaré atento desde el castillo de proa a las rocas traicioneras y, con un suave giro de timón, evitaré su envite. El girocompás y el catalejo estarán siempre preparados para asegurar el rumbo. Y les sacaré brillo con la delicadeza del vuelo de un cormorán que, sin detener su vuelo, desliza su saludo sobre las ensoberbecidas aguas.

     Si el sotavento ataca su endurecido casco, viraremos para mantener el rumbo. Mi barco no se dejará arrastrar por los temporales del rencor, los enfrentará sin algarada de cañones, con el destino firme.
     Con la sonrisa de su proa romperá el hielo de la frialdad, sorteando funestos iceberes y quebrando el azote asfixiante de los sargazos embaucadores.   

     Fondearemos en paisajes de cálidos colores y gratificantes frutos, cambiando por unos instantes su silencio por voces calmas de ternura. Y, de nuevo, saldremos a la mar, en pos de nuevas costas, nuevos alientos, nuevas emociones donde dar sentido a mi barco de silencio.  

     No es que mi barco sea pusilánime ni conformista, simplemente no quiere formar parte del ciclón iracundo.



martes, 11 de junio de 2013

A nadie le amarga un dulce. Ni un premio.



     De pronto uno recibe sorpresas como estas y, ¿por qué no decirlo?, se le infla el ego al saber que las palabras que lanza al viento de vez en cuando, son leídas y apreciadas por otros.

     Gracias a mi querido y admirado David García Vázquez que, llevado más por su cariño que por lo merecido de este reconocimiento, ha tenido la generosidad de nominarme para el premio "One lovely award". Es bonito recibir un premio, sobre todo sin buscarlo, y lo agradezco con toda la humildad del que no se cree merecedor de ello. 

     Este premio se concede entre bloggers y sirve para promocionar tus blogs preferidos y hacerlos más visibles para el resto de los humanos.

Cuando recibes una nominación debes hacer lo siguiente: - Agradecer a quien te ha nominado.  - Hacerte seguidor de dicho blog. - Responder a las 11 preguntas que te ha hecho el blog que te ha nominado. - Premiar a tus 11 blogs preferidos (si no son muy seguidos, mejor, por lo de la promoción) - Hacer 11 preguntas a esos blogueros que has nominado. - Informar del premio a tus nominados.

      En mi caso ha sido mi admiradísimo compañero David García, que con sus artículos hace disfrutar del teatro como si estuvieses sentado a su lado, quien ha querido darme este reconocimiento. Él sí que sabe escribir y mantener viva la atención por cada uno de sus artículos. ¿Cómo se puede escribir tan cercano y con tanta sabiduría como hace él? Cuando yo aprenda a hacerlo la mitad de bien, me sentiré satisfecho. No os lo perdáis, porque los que amáis el mundo del espectáculo os sentiréis reflejados, y los que todavía tenéis reticencias no entenderéis cómo os habéis perdido tantas posibilidades de disfrutar del arte.

     Estas son las preguntas que me hace David:
1- ¿Qué tiene un blog que no tenga una página web para que hayas elegido este medio?
Un blog es como un cuaderno de viaje, se escribe día a día y ahí vas plasmando de forma cronológica tus emociones, sentimientos y pasiones según te van surgiendo. No hay nada fijo, va cambiando como te va cambiando la vida y las vivencias. 

2- ¿Te inspiraste en algún otro blog o empezaste a tu bola?
Empecé a mi aire, aunque ya leía otros blogs y me gustaba la idea de soltar ideas al viento, para que estuviesen ahí, al servicio de quien las quisiera leer.

3- ¿Te parece bien la publicidad en los blogs?
No me molesta, aunque yo prefiero que el mío esté limpito, como mi mesita para poner el té a los invitados. Que no se aturdan con demasiados adornos.

4- ¿Te gusta que te dejen comentarios y dejarlos tú en otros blogs?
Me encanta, y lo veo incluso constructivo. Así sé cómo les han llegado a los demás mis ideas. Y yo también intento aportar mi percepción en los blogs de otros.

5- ¿Tiene algún significado el nombre de tu blog?
Sí, es justamente un diario porque, aunque no lo escriba a diario, cada vez que escribo recopilo ideas que me han ido surgiendo en el día a día. Y el pasajero soy yo, alguien que está por la vida de viaje, sin la idea de quedarme en ningún sitio fijo. Simplemente viajar por la vida.

6- ¿Por qué recomendarías tu blog?
No creo que vaya a enseñar nada a nadie. Pero quizá quienes entren pueden ver cómo es otro ser humano. Y conocer los pensamientos de otros, por muy descabellados que sean, nos ayuda a comprender a los demás.

7- ¿Qué te aporta personalmente el hecho de escribir en tu blog?
Sobre todo, aclarar mis ideas. A veces las ideas están en la mente pero sin orden ni concierto. Cuando me pongo a escribirlas parece que se organizan en mi cabeza.

8- ¿Te presionaría ver que de la noche a la mañana suben tus visitas de 100 a 1000?
No. No es mi objetivo conseguir un top-blog. Ni me asusta ser leído por mucha gente, porque lo que escribo es sincero y no me escondo de ello.

9- ¿Te preocupa ofender a alguien con lo que escribes?
Sin duda. Porque no es mi objetivo. En todo caso, cuando plasmo ideas que pueden ser contrarias a lo que opinan otras personas, lo único que pretendo es compartirlas, para que cada cual piense lo que mejor le parezca. A veces puedo ser radical, pero como reflejo de lo que soy no con la pretensión de ofender.

10- ¿Planificas lo que vas a escribir o te dejas llevar por la inspiración?
Suelo dejarme llevar por la inspiración. Abro una entrada, escribo unas palabras y dejo que fluyan las ideas. Hay veces en las que, por algo que me ha pasado, me paso el día pensando "tengo que escribir sobre esto". Pero luego puedo escribir sobre eso o sobre algo que se me ocurre en el momento.

11- ¿Quién te gustaría que se hiciera seguidor tuyo?
Todo el que sepa perdonarme mis desvaríos.
 
Y a continuación mis once preguntas para mis nominados.
1- ¿Qué te impulsó a crear un blog?
2- ¿Por qué elegiste el nombre que tiene tu blog?
3- ¿Sigues una línea concreta en cuanto a estilo y contenidos?
4- ¿Te planteas un público concreto como destinatario de tus textos?
5- ¿Qué importancia das a las imágenes en tu blog?
6- ¿Qué crees que puede aportar tu blog a los lectores?
7- ¿Escribes directamente para el blog o utilizas artículos que has escrito antes?
8- ¿Sigues algún sistema para promocionar tu blog?
9- ¿Crees que tus escritos pueden influir en la opinión de los lectores?
10- ¿Qué importancia tiene la actualidad en las entradas de tu blog?
11- ¿Con qué frecuencia lo actualizas?


Mis once nominados son:

1- Desde el patio. El arte visto por un artista sin pelos en la lengua.
2- Alfredo Cernuda. Un poeta sencillo y profundo.
3- El lugar de las cosas invisibles. La sensibilidad de una maestra.
http://luzolier.blogspot.com.es/  
4- La voz de Jos. Un apasionado con una gran voz.
5- El aprendiz. Una ser humano sensible con mucho que decir.
6- Rosario Curiel. La belleza en la palabra.
7- La perra de Kenia. El saludo de un gran comunicador.
8- Theharmenpath. Un genio en estado puro.
9- No me actúes. El artista.
10- Amparo Pamplona. Sensibilidad de mujer.
11- Una butaca con vistas.  

lunes, 10 de junio de 2013

Andén de diario

     Si en el banco de una estación me ves sentado en una noche de niebla, no pienses que me perdí. Quizá me senté a esperar el tren que nunca llega. 

     Y camino despacio saboreando la calima mezclada con el humo de un cigarrillo que se consume entre los dedos. Voy ligero de equipaje, pero poco más necesito. De vez en cuando, me siento al final del andén a ver los trenes llegar y veo cómo sus luces se hacen pequeñas cuando parten de nuevo. Ayudo a una señora a subir las maletas a un nuevo tren, mientras algunos viajeros ensimismados tropiezan conmigo. Escucho el soliloquio del hombre que espera desesperado una llegada que nunca llega. Esquivo la mirada de un vigilante que observa cada uno de mis movimientos. Y enciendo otro cigarrillo.

     No sé qué tren espero, pero sé que soy parte de esta bruma, de este aire, de esta humedad que cala los huesos. El traqueteo de las ruedas en los raíles se ha convertido en una banda sonora que, por instantes, parece convertirse en latidos de mi corazón. 

     Pasan las horas, los días, los años... y sigo aquí. O quizá no sea la misma estación, pero la niebla, el humo, las luces que se acercan y se alejan como el vaivén de la vida, me recuerdan que soy el mismo. 

     Siempre a la espera de un nuevo tren. 




sábado, 8 de junio de 2013

La botica de la razón


     Tengo unos estantes llenos de frascos de palabras. A veces las tapas se quedan bloqueadas por el paso del tiempo y cuesta destaparlos. Es mi botica de la razón. Mi día a día se condimenta con las palabras que de ahí salen. Preparo brebajes, ungüentos, elixires y todo tipo de tisanas.

     Para las pastillas de mal sabor me dijeron de un buen método para hacerlas más digeribles. Pero no me sale. Me aconsejaron calentar un poco de azúcar hasta hacerlo líquido, y entonces, verterlo sobre las grajeas hasta conseguir recubrirlas del caramelo dorado para evitar que al tragarlas notemos su amargo sabor. Pero no me sale dorar la píldora. Tendré que aprender.

     También hay veces en las que destapo algún envase y me encuentro con palabras caducadas. No hay más remedio que deshacerse de ellas. Podrían contaminar a las demás.

     En otras ocasiones debo hacer pócimas realmente intensas para calmar algún dolor o servir de antídoto a algún veneno. También tengo ingredientes para eso. Dependiendo de la concentración de cada componente la mezcla surtirá un efecto más o menos inmediato y los efectos secundarios varían. Pero suelen funcionar.

     Reconozco que no suelo abusar de los sabores amargos, pero cuando no hay más remedio también forman parte de mis pócimas. Aunque los edulcorantes dan buen resultado.

     Así, día a día, voy preparando las recetas que mi voluntad me va pidiendo. Reponiendo por medio de la vida cada envase con palabras de las más diversas procedencias. 

     No tengo horarios en mi botica de la razón pero, de vez en cuando, cierro para descansar. Pueden venir cuando quieran.

     Buenos días, ¿qué le pongo?



viernes, 7 de junio de 2013

Curado de espanto y enfermo de indignación.


     Me he encontrado, a lo largo de mi vida, con situaciones de todo tipo. Por mi edad pienso que ya estoy curado de espanto. Pero de lo que no estoy curado es de la injusticia. Injusticia, fascismo y tiranía. Enfermedades que me producen tal sarpullido que me rebelo, me erizo y me convierto en un monstruo desconocido. Del tipo Godzilla. 

     Los que nos hemos tenido que ganar el puesto a pulso, día a día, y con el sudor de nuestra frente y nuestras neuronas, tenemos la mala costumbre de exigir el correspondiente respeto. ¿Soberbia? No, justicia. 

     Y empiezo a cagarme en los muertos de los mafiosos de cierta empresa que no tienen en cuenta que trabajan con seres humanos, sino con máquinas. Sinvergüenzas y desalmados. Les hablas de enfermedad y, en lugar de comprenderlo y dejar que te recuperes, te masacran a llamadas produciéndote un estrés que acaba agravando tu malestar. Son capaces de joderte la vida cuando les pides organizar tu trabajo para poder ir a ver a un familiar. Si reclamas algo te amenazan con "pues eso va a tener sus consecuencias". Te menosprecian haciéndote creer que, como director, no tienes ni idea de hacer repartos ni de interpretación. Destrozan tus guiones con correcciones de personas que demuestran tener la sensibilidad de una chufa. Te eliminan de repartos por el artículo "me da la gana" o el epígrafe "castigo". Cuestionan tu propia capacidad como actor después de casi treinta años de profesión. Denigran la honestidad de compañeros para convencerte de que eres el único que pretende obrar con ética. Niegan la posibilidad de potenciar a futuros actores, si no han pasado antes por caja y pagado la gula que la empresa establece: dícese ir a su propia "academia". Se permiten negar el trabajo y hablar con desprecio de un compañero por el simple hecho de que "no lo conocen" o "nunca ha trabajado aquí". Incluso mienten a sus clientes para quitarse de encima a algún trabajador quisquilloso. Y más y más... Todo ello encubierto en buenas palabras que no se corresponden con sus actos.

     Así, apoyados en la idea de que, o acatas sus dictados o no trabajas, te sueltan lo de "aquí lo que importa es sacar el trabajo". Y la parte artística es secundaria.

     Por todo esto, aunque estoy curado de espanto, no me curo de esta panda de fascistas. Que el infierno os guarde la marmita que merecéis. Por mi parte, no estaré cerca de vosotros cuando venga Pedro Botero.

     Y, aunque muchos de los que lean esto ya sabrán a qué empresa de doblaje me refiero, no citaré su nombre. Porque soy mucho más inteligente que eso.