Quiero desayunar la clara mañana,
contemplar pisada a pisada el jardín,
admirar la tierna soledad del jazmín
que, al roce del sol, hoy renace temprana.
Observar las hojas que lloran rocío,
saborear la escarchada tierra silente,
prodigiosos brotes de color ardiente
asoman suaves, en humilde desafío.
Se esfuman los claroscuros del invierno,
la gelidez se desvanece entre brumas,
y el verde despliega su camino tierno.
Tibio roce de alivio tu humedad rezuma,
devuelves tu lienzo tonal sempiterno
y de nieves a vientos tu fulgor trashuma.
Eduardo Gutiérrez
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